1. Vuelan las chapas del estadio Central Córdoba. Son las 21.30 y explota el decibelímetro cuando aparece Ricky Martin en un escenario que llega hasta el cielo, esta vez despejado y alejado de la lluvia de la presentación del sábado. Pantalón de vestir, saco entallado, corbata angosta y el viejo truco de levantar los brazos para mostrar, apenas insinuar una parte del abdomen. Las chicas se vuelven locas y el boricua dispara “Adrenalina”.

2. El ballet agita las caderas con “Muévete Duro” y el puertoriqueño también. Él no hace demasiados movimienos, más que mover esa parte del cuerpo que la canción indica mover. Suficiente para desgarrar las gargantas del público.

3. El preludio del bloque romántico de la noche, ese que se extenderá por más de media hora. Pero no todavía. Es sólo un preludio. “Tal vez” es el primer tema retro del segundo recital de Ricky en Tucumán. Se escucha más al público que al protagonista del escenario. El ídolo provoca los gritos diciendo que está sordo, que no escucha al público tucumano. Loco no, sordo. Está sordo y quiere que canten fuerte. “Esta es una noche de luna, que será testigo de muchas cosas”. Será testigo de un repaso sin respiro por sus canciones de todos los tiempos, desde aquellas en las que tenía el pelo largo y rizado como las de ahora, que lo encuentran con el pelo corto y los brazos llenos de tatuajes. Por momentos, Ricky parece más pendiente de la imagen que dará a las cámaras que por la música o el baile que ofrecerá en su show.

4. No se es latino si no se monta un convertible. El músico de 44 años no está fuera de ese esquema, pero lo que hizo fue montar un Ford Mustang sobre el escenario deslumbrante de Central Córdoba. Recién ahora podemos comenzar a hablar de un show a la altura de las circuntancias, de las 30.000 personas que convocó en las dos presentaciones. Sobre el capot del Mustang cantó “Living la vida loca”.

5. No se es una estrella si no se tiene un rincón del corazón reservado para lo socialmente responsable. Las pantallas mostraban parte del trabajo de la Fundación Ricky Martin, momento emotivo de la noche. Esa fue la puerta de acceso a una avalancha de canciones románticas que se sucedieron sin dejar espacio para tomar aire: “Asignatura pendiente”, “Disparo al corazón”, “A medio vivir”, “Eres el amor de mi vida”, “Fuego contra fuego”, “Tu recuerdo sigue aquí” y “Vuelve” armaron el momento más emotivo, aplaudido y cantado de la noche.

6. Ricky Martin vuelve a intyectar sangre latina con “Adiós” y una coreografía que emula el estilo cabaret de la década del 20. Es el primer momento verdaderamente caliente del show, cuando una de las bailarinas se desliza de arriba hacia abajo arrastrando su cara por la camisa borravino de esta bomba sexy puertorriqueña. Delirio. Más gritos. Esa chica está haciendo justo lo que todas las chicas del público quisieran estar haciendo.

7. Ahora Ricky demuestra que es latino en serio, con “La bomba”. Recién ahora parece que el boricua se ha enchufado a los 220 voltios del show. Una hora y cuarto después de que ha empezado el hielo está roto y derretido.

8. La canción “Pegate” anuncia que “bailando todo se arregla”. Parece que es cierto, porque tanto las localidades vip, como la platea y la popular se vuelven locas bailando, siempre con los celulares arriba para guardar un pedazo del show. “La copa de la vida”, la canción de Francia 98, cierra este bloque netamente latino y electrificado.

9. Ricky Martin, o su producción, paren haber venido de Alemania, no de Centroamérica. El reloj marca exactamente las 23, una hora y media de show, y el cantante presenta a su banda. Se despide con un candombe y algunos en el público le creen. Ni siquiera le piden bis y comienzan a abandonar el estadio.

10. Lo pedís, lo tenés. “La mor-di-dita. La mor-di-dita”. Y así fue. Sin demasiadas palabras ni despedidas, Ricky Martin dijo adiós a su gira por el norte argentino. Las chapas de Central Córdoba volvieron a volarse por los gritos.

LA GACETA / FOTO DE HECTOR PERALTA - DERECHOS RESERVADOS PROHIBIDO SU USO.
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